Retomando el tema de los ERRORES EN LA EVALUACIÓN, completo la saga con el texto referido a como aporta la didáctica del error a los alumnos
Si planteamos el error como elemento concomitante al proceso de aprender, concienciaremos al alumno de que errores y equivocaciones pueden ser aprovechadas para descubrir por qué se falló. Los estudiantes saben que cuando revisan con el profesor los fallos de un examen suelen quedar mejor comprendidos que otros puntos no corregidos por el profesor. Aprender de los errores es enseñar para la vida. El aprendizaje profesional más frecuente deriva de la propia experiencia, esto es, de la reflexión sobre los éxitos y fracasos de nuestro trabajo. Me comentaba recientemente una profesora que daba lengua, cómo les agrada a los alumnos descubrir fallos o errores de tipo léxico, estructural o de correspondencia de tiempos en un escrito preparado al efecto. Un sistema semejante lo utilizaba un profesor, incluyendo cierta recompensa, a quienes descubrieran los fallos de un texto. Otro modo indirecto de volver sobre el proceso de forma creativa es intentar mejorar una tarea ya realizada o proponer el inicio y el final de un problema complejo dejando los pasos intermedios para que los averigüe el alumno.
La primera constatación sobrecogedora es la clara asunción del error como algo negativo y sancionador. Para el estudiante, la equivocación es de carácter "ansiógeno"; esto es, genera ansiedad y conciencia de culpabilidad. Pocos estudiantes ven en la equivocación un modo de aprender. Es más, consideran justa la sanción, incapacitándoles para reaccionar a ello como una injusticia. Entiendo que es una situación paralela a lo ocurrido en épocas pasadas cuando se aceptaba que el alumno que no sabía la lección debía recibir un 'palmetazo', quedar sin recreo o ponerse de rodillas. Hoy consideramos que estas medidas disciplinarias no solamente son inadecuadas sino contraproducentes. Me pregunto, ¿si el error es un proceso normal en la vida, por qué ha de tener esta carga negativa e incluso penalizarse en la escuela?
Desde la perspectiva positiva que estamos asumiendo, el error debiera anunciar al estudiante que precisa de ayuda o información complementaria. En este punto encontramos un ejemplo modélico cuando el alumno trabaja con el ordenador. Al enfrentarse a una máquina, objeto carente de conciencia , no parece avergonzarle pedir ayuda para seguir adelante en su programa.
El alumno que aprende el lenguaje del ordenador, mediante una metodología heurística, solicita la ayuda del profesor o de los compañeros con toda naturalidad. No considera 'punible' su ignorancia ni sus errores. El clima, ciertamente, lo posibilita. El error informa, pues, al alumno de que necesita el apoyo del profesor para seguir avanzando en sus proyectos o aprendizajes.
Mediante la perspectiva positiva del error, se crea una nueva interrelación entre profesor y alumno. Aumenta la interacción que facilitará la construcción del pensamiento a través del diálogo. Tanto el profesor como el alumno deben tomar conciencia de esta nueva dimensión. El papel sancionador disminuye para ser sustituido por el profesor guía o asesor en las dificultades. No tiene por qué hacer continuamente de evaluador si no es con carácter formativo. Aumenta la interacción en el aula y se crea un nuevo esquema relacional entre profesor-alumno y alumnos entre sí.
El error informa al alumno de que algo ha fallado en la realización de la tarea o solución del problema, y por lo mismo ha de cambiar de enfoque o estrategia en el modo de abordarlos. Le lleva a preguntarse ¿En qué está el error? ¿Dónde ha fallado? ¿Cómo abordarlo de nuevo? El error introduce la reflexión sobre el procedimiento seguido. Obliga a examinar las estrategias y comprobar su funcionamiento; esto es, ha de ejercitarse en el análisis. En tal sentido, pasa de la postura receptiva propia de un modelo expositivo a un papel activo, más acorde con los modelos heurísticos.
La solución de problemas suele basarse en hipótesis implícitas o presunciones. El error saca a la luz esas hipótesis y esclarece el proceso seguido del que no somos conscientes las más de las veces. Si bien es verdad que muchos errores contribuyen a un bajo autoconcepto y que el acierto estimula la euforia, el error suele incitar a la revisión. La toma de conciencia de los procesos mentales y la libertad para explorar formas distintas, producirá individuos más creativos. "Equivocarse suele ser esencial para la creatividad", ha escrito E. De Bono.
Los invito a ver el siguiente video del Psicólogo PABLO ANTIVERO sobre el aprendizaje del error.
Hasta la próxima semana. Que disfrutren de la vida y sobre todo que vivan con alegría la axctividad docente.
Si planteamos el error como elemento concomitante al proceso de aprender, concienciaremos al alumno de que errores y equivocaciones pueden ser aprovechadas para descubrir por qué se falló. Los estudiantes saben que cuando revisan con el profesor los fallos de un examen suelen quedar mejor comprendidos que otros puntos no corregidos por el profesor. Aprender de los errores es enseñar para la vida. El aprendizaje profesional más frecuente deriva de la propia experiencia, esto es, de la reflexión sobre los éxitos y fracasos de nuestro trabajo. Me comentaba recientemente una profesora que daba lengua, cómo les agrada a los alumnos descubrir fallos o errores de tipo léxico, estructural o de correspondencia de tiempos en un escrito preparado al efecto. Un sistema semejante lo utilizaba un profesor, incluyendo cierta recompensa, a quienes descubrieran los fallos de un texto. Otro modo indirecto de volver sobre el proceso de forma creativa es intentar mejorar una tarea ya realizada o proponer el inicio y el final de un problema complejo dejando los pasos intermedios para que los averigüe el alumno.
La primera constatación sobrecogedora es la clara asunción del error como algo negativo y sancionador. Para el estudiante, la equivocación es de carácter "ansiógeno"; esto es, genera ansiedad y conciencia de culpabilidad. Pocos estudiantes ven en la equivocación un modo de aprender. Es más, consideran justa la sanción, incapacitándoles para reaccionar a ello como una injusticia. Entiendo que es una situación paralela a lo ocurrido en épocas pasadas cuando se aceptaba que el alumno que no sabía la lección debía recibir un 'palmetazo', quedar sin recreo o ponerse de rodillas. Hoy consideramos que estas medidas disciplinarias no solamente son inadecuadas sino contraproducentes. Me pregunto, ¿si el error es un proceso normal en la vida, por qué ha de tener esta carga negativa e incluso penalizarse en la escuela?
Desde la perspectiva positiva que estamos asumiendo, el error debiera anunciar al estudiante que precisa de ayuda o información complementaria. En este punto encontramos un ejemplo modélico cuando el alumno trabaja con el ordenador. Al enfrentarse a una máquina, objeto carente de conciencia , no parece avergonzarle pedir ayuda para seguir adelante en su programa.
El alumno que aprende el lenguaje del ordenador, mediante una metodología heurística, solicita la ayuda del profesor o de los compañeros con toda naturalidad. No considera 'punible' su ignorancia ni sus errores. El clima, ciertamente, lo posibilita. El error informa, pues, al alumno de que necesita el apoyo del profesor para seguir avanzando en sus proyectos o aprendizajes.
Mediante la perspectiva positiva del error, se crea una nueva interrelación entre profesor y alumno. Aumenta la interacción que facilitará la construcción del pensamiento a través del diálogo. Tanto el profesor como el alumno deben tomar conciencia de esta nueva dimensión. El papel sancionador disminuye para ser sustituido por el profesor guía o asesor en las dificultades. No tiene por qué hacer continuamente de evaluador si no es con carácter formativo. Aumenta la interacción en el aula y se crea un nuevo esquema relacional entre profesor-alumno y alumnos entre sí.
El error informa al alumno de que algo ha fallado en la realización de la tarea o solución del problema, y por lo mismo ha de cambiar de enfoque o estrategia en el modo de abordarlos. Le lleva a preguntarse ¿En qué está el error? ¿Dónde ha fallado? ¿Cómo abordarlo de nuevo? El error introduce la reflexión sobre el procedimiento seguido. Obliga a examinar las estrategias y comprobar su funcionamiento; esto es, ha de ejercitarse en el análisis. En tal sentido, pasa de la postura receptiva propia de un modelo expositivo a un papel activo, más acorde con los modelos heurísticos.
La solución de problemas suele basarse en hipótesis implícitas o presunciones. El error saca a la luz esas hipótesis y esclarece el proceso seguido del que no somos conscientes las más de las veces. Si bien es verdad que muchos errores contribuyen a un bajo autoconcepto y que el acierto estimula la euforia, el error suele incitar a la revisión. La toma de conciencia de los procesos mentales y la libertad para explorar formas distintas, producirá individuos más creativos. "Equivocarse suele ser esencial para la creatividad", ha escrito E. De Bono.
Los invito a ver el siguiente video del Psicólogo PABLO ANTIVERO sobre el aprendizaje del error.
Hasta la próxima semana. Que disfrutren de la vida y sobre todo que vivan con alegría la axctividad docente.
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(El texto del profesor SATURNINO LA TORRE ha sido adaptado para evitar confusiones con el sistema educativo español)
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