INTRODUCCIÓN
Los Estándares de Competencia para el Pensamiento
Crítico proveen un marco de referencia para evaluar las aptitudes de
Pensamiento Crítico en los estudiantes. Permiten a los administradores,
profesores y al cuerpo docente, en todos sus niveles (desde primaria
hasta educación superior), determinar qué tanto están razonando
críticamente los estudiantes sobre un tema o una asignatura. Estos
estándares incluyen mediciones de resultados útiles para la evaluación
por parte de los maestros, para la autoevaluación, y para la
documentación de acreditación. Estas competencias no solo ofrecen un
continuo para las expectativas de los alumnos, sino que se pueden
contextualizar tanto para cualquier materia o disciplina como para
cualquier grado escolar. En síntesis, estos estándares incluyen
indicadores para identificar hasta dónde los estudiantes emplean el
Pensamiento Crítico como la herramienta principal para el aprendizaje.
Al interiorizar las competencias, los estudiantes se
convertirán en pensadores auto-dirigidos, auto-disciplinados y en
auto-monitoreados. Desarrollarán su capacidad para:
-
plantear preguntas y problemas esenciales (formulándolos de manera clara y precisa);
-
recopilar y evaluar información relevante (usando ideas abstractas para interpretarlas de manera efectiva e imparcial);
-
llegar a conclusiones y soluciones bien razonadas (comparándolas contra criterios y estándares relevantes);
-
pensar de manera abierta dentro de sistemas de pensamiento alternativo (reconociendo y evaluando, conforme sea necesario, sus suposiciones, implicaciones y consecuencias prácticas); y
-
comunicarse efectivamente con otros para buscar soluciones para problemas complejos.
Los estudiantes que internalizan estos
estándares de competencia, llegarán a observar que el pensamiento
crítico implica tanto habilidades de comunicación efectiva y de
solución de problemas, como el compromiso de superar las tendencias
egocéntricas y socio céntricas naturales de uno mismo.
Se espera que todos los estudiantes (más allá del
nivel de primaria) demuestren todas las competencias de pensamiento
crítico incluidas en esta batería de habilidades posibles de demostrar
pero no con el mismo nivel de destreza, ni en las mismas asignaturas,
ni con la misma velocidad. Estas competencias señalan hábitos de
pensamiento importantes que se auto- manifiestan en todas las
dimensiones y modalidades de aprendizaje: por ejemplo, cuando el
estudiante lee, escribe, habla y escucha; así como, en las actividades
profesionales y personales. Se da libertad al docente o a la
Institución Educativa para que contextualicen y secuencien estas
competencias para las diferentes asignaturas y niveles.
2 comentarios:
Soy Jorge E. Castro Tamayo y quiero expresar que me parece interesante esta propuesta porque permite que el estudiante razone, analice y comprenda la información que le será proporcionada por el profesor o que él mismo obtendrá a través de la investigación que realice en la resolución de las tareas asignadas. En ese sentido, el estudiante estaría construyendo, sin dejar de contar con la participación del profesor, que cumpliría el rol de orientador, su propio conocimiento, en tanto el conocimiento no es la acumulación de información que se puede obtener después de una pesquisa, sino el procesamiento racional de ella a través del análisis crítico. En efecto, este ejercicio puede aplicarse tanto a cursos como a los temas que contiene, por ejemplo: para el curso de Historia Universal, valdría la pena invitar a los estudiantes a la reflexión sobre el nombre del curso, es decir, analizar desde cuándo podemos hablar de una Historia Universal. Y en lo que respecta a los contenidos de este curso (para seguir con el mismo ejemplo) hacerle la invitación a los estudianes a la reflexión sobre La Historia (primer tema en este curso) para que puedan comprender de qué se habla cuando se habla de Historia y, en ese sentido, puedan comprender la importancia de la misma en su aprendizaje. Quiero agradecer y felicitar por esta propuesta.
Gracias por tus aportes Jorge; en efecto, el desarrollo de la capacidad analítica y reflexiva del estudiante es una de las variables que ayudan a mejorar la labor educativa.
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