Te veo
Sentada coqueteándole a la noche
Con tu cabello bruno desordenado
Besándole a tus hombros desnudos
Con paciente atrevimiento.
Te veo
Mirándole a la dulzura descarnada
Con esos ojos encafetados
Saltando a tu rostro angelical,
Piel de ángel salpicada de amor.
Te veo
Moviendo esas manitos tersas
Delicadas, cautas, reprimidas
Que capturan en cada movimiento
Pedacitos de mi alma.
Te veo
Contorneando esa figura femenina
Combinando en cada paso
Descalzas intenciones amatorias
Que convocan al placer.
Te veo, con los ojos cerrados
Pero te veo,
Iluminando las esperanzas humanas
Paternales ilusiones engendradas ...
Sentada coqueteándole a la noche
Con tu cabello bruno desordenado
Besándole a tus hombros desnudos
Con paciente atrevimiento.
Te veo
Mirándole a la dulzura descarnada
Con esos ojos encafetados
Saltando a tu rostro angelical,
Piel de ángel salpicada de amor.
Te veo
Moviendo esas manitos tersas
Delicadas, cautas, reprimidas
Que capturan en cada movimiento
Pedacitos de mi alma.
Te veo
Contorneando esa figura femenina
Combinando en cada paso
Descalzas intenciones amatorias
Que convocan al placer.
Te veo, con los ojos cerrados
Pero te veo,
Iluminando las esperanzas humanas
Paternales ilusiones engendradas ...
NOTA: pocas veces publico mis escritos en este blog; pero siendo el día de la amistad especial para mi esposa y este poema uno de los que más le agradan (de los que le escribí hace unos años), me atrevo a publicarlos con el riesgo de ser despellejado por algún crítico inmisericorde e inconsciente frente al amor que le tengo a mi esposa Edith.
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