martes, 18 de julio de 2017

EL DISCURSO MÁS EMOTIVO DE LOS ÚLTIMOS AÑOS

Hola a tod@s.
Hace unos días, participe de la actividad por fiestas patrias en Lord Byron School. El discurso central estuvo a cargo de mi colega y amigo Levi Vargas Domínguez y fue tan intenso, tan emotivo que me atreví a pedirle la copia del documento. Se los comparto con la ilusión de que las palabras de este gran maestro recaigan en ustedes y que el mensaje llegue a tocar esas fibras de peruanidad tan venidas a menos en estos últimos tiempos.

Aquí el discurso.


La Molina, 14 de julio del 2017


DISCURSO DE ORDEN POR FIESTAS PATRIAS
“LA PERUANIDAD”
Se afirma que en los primeros años de vida de todo ser humano se afianza el desarrollo intelectual, los cimientos de la conducta moral y sobre todo, la dimensión afectiva. Si esto último fuera indudablemente cierto, ¿qué tiene el Perú que es capaz de generar vínculos no perecibles en nuestras vidas? ¿Qué título correspondería a ese sentimiento referido a un amor apasionado por el Perú?
 
Y es que esta hermosa tierra nos sorprende con su grandeza, y por ello daré algunas posibles respuestas:
El Perú es un ADN INMUTABLE. El privilegio de nacer en esta tierra favorecida con recursos naturales, con espacios habitables de ensueño y con el entorno de la gente más hospitalaria del mundo, genera un ARRAIGO INDESTRUCTIBLE. Podrá el peruano, por vicisitudes de la vida salir de las fronteras y partir con destino sin retorno, pero el orgullo de haber nacido en el Perú se lleva en la sangre y se transfiere a las futuras generaciones. No nos avergüenza nuestros orígenes, nuestros modismos y adaptaciones. Por el contrario, en cada ocasión en el que haya encuentros de diversidad cultural, el peruano vuelve a la infancia de ayer, y deja aflorar lo que no se puede negar: la formación genuina de cada quien en su cuna, en su hogar. Con sus propias tradiciones y con sus propios valores. Porque eso es el Perú: nuestra raíz, nuestra sangre.
 
El Perú es la consumación real de un SÍ SE PUEDE. A pesar de la infancia dura que vivieron las recientes generaciones pasadas por causa del quiebre de la economía nacional o por el terror de la insurgencia terrorista, el Perú siempre supo salir adelante. Y fueron esas generaciones sufridas de niños e infantes del ayer los que han edificado para nuestros hijos de hoy, un país pujante, emprendedor, con oportunidades y con aires de paz y unidad. Esos niños e infantes del ayer, están aquí presentes, son los padres lordbyreanos que ahora tienen la dicha de cosechar lo sembrado y la posibilidad de agradecer al Altísimo por aquellos que hicieron camino por nosotros: nuestros ancestros que, de estar vivos, de seguro cambiarían algo en su vida, pero jamás la dicha de haber nacido en esta patria, en la que depositaron todas sus esperanzas. Porque eso es el Perú, un país de esperanza.
 
El Perú es una patria que se reinventa y regenera con talento universal:
Somos hijos de peruanos universales que engrandecieron y siguen engrandeciendo esta patria querida:
  • con la santidad de Isabel Flores de Oliva o la diplomacia de Javier Pérez de Cuéllar
  • con la pluma de Abraham Valdelomar o las construcciones literarias de Mario Vargas Llosa;
  • con la sazón de Josefa Marmanillo (doña Pepa) o la de Virgilio Martínez y su Central;
  • con el zapateo y ritmo de cajón de los Ballumbrosio o con el rasgueo lúgubre de la guitarra de Manuelcha Prado
  • con la prosa de Chocano, como con las décimas de Nicódemes Santa Cruz
  • con el pincel de Pancho Fierro o con las manos vanguardistas de Fernando de Szyszlo
  • con las 5 octavas de Yma Sumac o el dulce bel canto de Juan Diego Flores
  • A grito de “¡cumbre!” de Víctor Rímac en el Everest o con el flameo de blanco pañuelo de Astrid Vargas 
  • A grito de gol de un Guerrero o celebración de un punto de oro con un zurdazo de Cecilia Tait.

    Pero por encima de todo, no hemos de olvidar que:
    Somos hijos de Micaela Bastidas, de María Parado de Bellido y de José Olaya Balandra en las primeras líneas de la Historia del Perú escritas con sangre y pundonor.
    Somos hijos de Grau, de Bolognesi, de Cáceres y de las rabonas en los anales de la consolidación republicana del Perú. A ellos, y a tantos próceres, mártires y héroes, sempiterna gratitud por los cimientos de este humilde betel, la casa de Dios, llamado Perú.
     
    Volviendo a la pregunta inicial: ¿Qué tiene el Perú que nos genera un vínculo irrompible? Lo tiene todo y nos tiene a nosotros.
     
    Ese lazo afectivo traducido en orgullo y amor propio se llama PERUANIDAD.
    Aquello se cultivó desde nuestros hogares de la mejor forma como nuestros padres lo heredaron de los suyos. Porque esa es la mística de ser peruano: que la PERUANIDAD es contagiosa, se multiplica y jamás se niega.
     
    Que esta celebración por Fiestas Patrias sea un verdadero tributo para algo más que un símbolo material y fecha efeméride. Que sea tributo para aquellos mortales que se inmortalizaron en defensa y amor de nuestra historia y en la construcción y protección de nuestra identidad, la peruanidad.
     
    Dios nos permita defender y dejar esta sagrada herencia, nuestra identidad, nuestra peruanidad para las futuras generaciones.
     
    ¡¡Viva el Perú!!
     
    Autor: Prof. Levi Vargas Domínguez


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