sábado, 4 de octubre de 2008
¿ALUMNOS HIPERACTIVOS O SOBREACTIVOS?
Texto original de José María Batlle Gelabert, Director de CODDIA
Hoy en día la escuela no responde generalmente a las necesidades educativas y de crecimiento de los alumnos. Para dar clase necesitamos niños sentados, escuchando largas explicaciones, con objetivos académicos densos, dando escasa importancia a la vivencia, experimentación y tiempo de descubrimiento donde el alumno sea el objetivo no los contenidos.
Muchos alumnos no encajan en este perfil, se cansan, se aburren y una forma de manifestarlo sobre todo en edades tempranas ( hasta los 8 años) es moverse, distraerse y llamar la atención.
No todos estos niños son hiperactivos y con déficit de atención. Simplemente reflejan una forma de “dar las clases”, una pedagogía que no estimula ni activa la atención selectiva de los alumnos y en consecuencia se mueven demasiado, hablan, creando conflictos entre ellos. El maestro con gran número de niños en la clase y con la presión de cumplir la programación pierde su capacidad perceptiva y de selección de aquellos alumnos con necesidades educativas especiales, metiendo en el mismo saco al niño hiperactivo y a aquel que no lo es.
Ser sobreactivo es una situación muy corriente que solo nos dice que existe un exceso de movimiento, diferente del fenómeno hiperactivo, que es una entidad clínica, un trastorno grave, con múltiples repercusiones en todos los ámbitos donde se mueve el niño.
En esta situación, a muchas familias se les abre la esperanza a través de una pócima maravillosa que lo cura todo. Es la famosa pastillita que, dada a un determinado número de niños y en situaciones concretas, permiten solucionar la conducta de un niño inquieto.
Es cierto que esta medicación ha ayudado a muchos niños, clínicamente diagnosticados como hiperactivos, a superar las barreras que le separaban de una relación normal con sus padres, con sus compañeros de clase, con su maestros y consigo mismos, teniendo al mismo tiempo una atención personalizada y un seguimiento multiprofesional adecuado.
Pero hay que ir con cuidado. El abuso indiscriminado de esta medicación, sin pruebas clínicas adecuadas (electroencefalograma, mapa de actividad cerebral, cartografía...) junto con un escaso seguimiento individual, familiar y escolar, la han convertido para muchos padres y maestros en una pócima mágica que libera de las tensiones y de la responsabilidad de implicarnos y de buscar otras soluciones que no sean las de dar solo una medicación.
Por ello, lo primero y más importante es saber si existen unos determinantes, unos signos que nos puedan acercar a una detección precoz, una orientación especializada en estos temas antes de que denominemos a nuestro hijo con tanta ligereza de hiperactivo.
¿Quieres saber más sobre este tema? te invito a revisar el artículo completo en el siguiente enlace: http://www.solohijos.com/html/articulo.php?idart=343
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